En la dirección de personas para las organizaciones (RRHH), tal y como sucede en otras disciplinas, existe en la actualidad un gran dinamismo de aportaciones, donde se hace difícil distinguir aquello que es una moda, de una tendencia o de una aportación firme y duradera.

Son tantas las recientes contribuciones y se producen a tal velocidad, que esa distinción no resulta sencilla, y nos obliga -por parte de los directores de RRHH y aquellos que nos dedicamos al management– a desarrollar un cierto “olfato” para distinguir unas cosas de otras.